Desencanto y utopía
Hastiados de una historia, que es
siempre la misma, repetitiva, se buscan estrategias para mejorarla, y en el
caso más importante, cambiarla. Por lo tanto, la lucha contra corriente es
difícil pero no imposible, la escuela no es culpable de los males que sufre la
sociedad; sin embargo, el movimiento del
pueblo ha estado en pro de una revolución.
En un principio, la educación separaba
y marcaba a la sociedad, a tal punto en que la escuela, se dudaba que pudiera
hacer accesibles las oportunidades donde la educación no se creía posible que
fuera igualitario entre todos. Es decir,
el acceso a la educación primaba en aquellas quienes podían costearla aunque se
considerara la educación como un derecho universal y pagado por el Estado; lo
que significaba que las escuelas eran cada vez más pobres o más ricas, pero
nunca había un término medio, un balance a favor de todos.
La infraestructura era precaria y
las reformas educativas enfocadas en la mercantilización de la misma, de manera
que la calidad educativa deja mucho que desear así como la formación de los
docentes, culpándolos por las malas condiciones de aprendizaje.
En estos años prevalecía una
notoria y desmotivadora pobreza; así como la inapelable desigualdad a nivel
general, ya sea por clase social, educación o sexo. Por ejemplo, ser mujer y
además, ser pobre en América Latina, significaba ser más vulnerable ante esta
oleada de indiferencia y desequilibrio, por lo que este tipo de población
carecía de ingresos propios para ser independiente y enfrentarse a este caos
solas.
Ahora bien, esto es una utopía
porque se pretende que la educación sea inclusiva y absolutamente universal sin
mediar algún factor político, social o económico. Esperanzados de una educación
accesible, que se expanda y se invierta el dinero en una educación pública, sin
limitaciones. Asimismo, se lucha por eliminar la precariedad, los trabajos que
dañan la integridad de las personas como recurso para salir adelante; y sin
duda alguna, no segregar a las personas por algún tipo de discapacidad, donde
más bien, cuente siempre con el apoyo médico necesario.