Mi experiencia en
la Práctica Profesional…
El último año de
carrera suele ser decisivo, implica el doble de esfuerzo y trae consigo muchos
retos así como grandes perspectivas. Era
el año de la Práctica Profesional, y esto significaba demostrar el conocimiento
adquirido durante nuestra formación.
Muy ilusionada
y motivada me sumergí en esta aventura;
sin embargo, las olas no corrían a mi favor.
Con antelación envié los papeles que se requerían para comenzar la práctica,
me asignaron un grupo fascinante y cuyas condiciones del colegio facilitaban mi
desempeño durante los meses que iba a impartir clases; pero me encontré durante
todo ese tiempo un mismo obstáculo que no me permitió desarrollarme como
profesora de la manera deseada con mis estudiantes: la profesora.
Sin duda alguna, la
profesora del colegio estaba inmersa en un modelo tradicionalista, en el cual
la palabra de ella era la única y definitiva. Los estudiantes en varias
ocasiones se acercaron a mí para comentarme la difícil comunicación que
mantenían con ella, e incluso, no
faltaban los halagos y deseos de parte de ellos por continuar siendo yo su
profesora.
Al ser una
profesora con un modelo de enseñanza tan cuadrado, me limitaba a mí al
desarrollar mis clases. Todo aquello que yo planeaba para llevar a cabo en mis
lecciones con el grupo de la 7-2 , la profesora lo minimizaba y me forzaba a
usar el libro de texto, esto con la excusa
que “los papás pagaron por ese libro”. Un libro cuyas indicaciones eran
ambiguas y no instaban al pensamiento crítico del estudiantado. De esta
manera, uno como profesor ¿cómo va a
contribuir con el cambio?
Preparé el
material correspondiente al nivel
adecuado de cada estudiante de manera que facilitara un aprendizaje y experiencia
significativa; mucho amor y tiempo dediqué para compartir el contenido de los
temas en cada clase; pero no tuve nunca el apoyo de la profesora del colegio ni
el de la profesora de la universidad.
Me sentí frustrada
de dar todo lo mejor de mí pero no poderlo hacer como realmente quería sino
como me lo imponían. Por tanto, la idea
inicial que tenía de esta aventura terminó dando otro giro hasta que, semanas
antes de concluir la práctica, me di cuenta que el cariño que había germinado
en los corazones de mis estudiantes era recíproco.
La Práctica
Profesional en sí fue lo que dejó huella en mí y me permitió darme cuenta de
tantas deficiencias en el sistema educativo, porque casos como el mío hay
muchos otros en algún lugar del mundo, y si existe un problema significa que la
raíz de dicho problema no ha sido sanada todavía. He ahí mi lucha. Yo quiero
sanar esa raíz de ahora en adelante.